Lo que no te enseñan de la Semana Santa

En este post voy a hablar de una de mis mayores pasiones, la Semana Santa de Sevilla, y cómo creo que puede contribuir a la Educación en general, y en especial a la Educación de las Artes Visuales y Plásticas







Primero quiero explicar lo que significa la Semana Santa de Sevilla para mí y para otras muchas personas que como yo, compartimos esta pasión. Personalmente no lo considero un simple pasatiempo o una afición, pues dedico gran parte de mi tiempo libre a leer y documentarme acerca de la historia de esta celebración, las curiosidades que oculta y las opiniones y estudios de expertos que analizan las diferentes obras. A partir de esta aclaración, quiero hacer pública una reflexión personal que ha sido meditada y que no viene del desconocimiento, sino de las horas que he pasado leyendo y disfrutando de la cultura que me aporta esta fiesta mayor de mi ciudad. 

Considero que la Semana Santa y todo lo que ella conlleva y lleva implícito son un recurso y una herramienta idónea para la Educación. Dejando a un lado el carácter religioso de esta celebración, el cual podemos compartir y profesar o no según nuestras creencias religiosas, el valor histórico, artístico y cultural de la Semana Santa es innegable. Creo que la reflexión y la propuesta que voy a hacer a continuación se pueden aplicar o extrapolar a otras ciudades que también tengan esta fiesta mayor, pero he de especificar que yo solo conozco realmente la Semana Santa de la ciudad de Sevilla, por lo que me refiero a esta en exclusiva. 

Pues bien, considero que la Semana Santa podría ser una herramienta perfecta para dar a conocer a los alumnos y alumnas de Educación Primaria muchísimas técnicas o artes que se desarrollan con motivo de esta celebración y que son prácticamente desconocidos para los niños y niñas. Al referirme a las artes que se desarrollan en esta celebración, quiero decir que la Semana Santa es mucho más que una semana al año en la que unos "pasos" salen a la calle acompañados de música y cientos de personas vestidas con una indumentaria muy característica. Quiero destacar que para que esa semana al año se pueda realizar y los ciudadanos y ciudadanas podamos disfrutarla, hay muchísimo trabajo durante todo el año, y la mayoría de esos trabajos solo pueden realizarlos los artistas. La Semana Santa pone en práctica artes como la orfebrería, los bordados, la ornamentación floral, el diseño, la imaginería, la música, el cante, la pintura... Los niños y niñas de Educación Primaria, apenas conocerán unas cuantas de las disciplinas que acabo de mencionar. Por ello, considero que es el deber de la Educación dar a conocer el conjunto de artes que existen y que pueden experimentar los alumnos y alumnas. Además, siguiendo la filosofía de Ken Robinson y su deseo de que cada persona encuentre su 'Elemento', sería ilícito acortar las posibilidades de estos a la hora de elegir su verdadera pasión en la vida. La educación debería, como mínimo, presentar a los alumnos y alumnas estas especialidades artísticas para contribuir a su desarrollo integral como personas, pues quizá entre nuestros alumnos o alumnas se encuentre una gran escultora o imaginera, un fabuloso bordador, una excelente orfebre o un magnífico decorador. 

Nadie me enseñó jamás en la escuela que la Semana Santa significa (también), exhibir por las calles de una ciudad una obra de arte con 400 años de historia, fuera de las paredes de un museo, expuesta a todos los peligros y riesgos que puedan surgir, simplemente para el deleite y el disfrute de los ciudadanos y ciudadanas. Jamás me enseñó nadie a valorar el arte que se esconde en cada imagen, apartando la visión y el análisis religioso que en algunos casos no procede. Jamás me explicó nadie la historia de una hermanad, cómo decidieron un conjunto de personas reunirse para hacer lo que más les gustaba y representarlo en conjunto a través de creaciones artísticas. Nunca me dijeron que cada imagen fue tallada con la precisión y la técnica necesaria de los artistas de la imaginería; que cada bordado escondía el diseño de una persona y las manos ejecutoras que adornaban cada tela con arte y primor; que cada flor fue colocada en un lugar preciso por una mente que buscaba el impacto visual y la belleza ornamental en la mirada de las demás; o que cada obra era pintada con el rigor y la meticulosidad propias de este arte buscando transmitir sentimientos o emociones con cada trazo. Nadie me enseñó jamás a valorar la Semana Santa como lo que es, una conmemoración cristiana, pero también una celebración histórica, cultural y artística en todo su esplendor. 

Debido a todos esas cosas que nadie me enseñó pero que yo he tenido la suerte de descubrir, puedo decir que disfruto muchísimo más no sólo de la Semana Santa, sino también del resto de obras de arte que tengo el placer de ver en mi vida. La educación de la imagen y la cultura visual también engloba este ámbito, el hecho de ver más allá en una pintura, una escultura o una pieza de orfebrería. Reconocer y valorar el trabajo de artistas, y contribuir a que una de las mayores manifestaciones culturales y artísticas de nuestra ciudad siga existiendo. 

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